domingo, 25 de octubre de 2009

CONCLUSIONES DEL SUPERCLÁSICO


* Se piensa que los clásicos son partidos aparte; el partido de hoy es una muestra de que esto es relativamente cierto. Boca jugó como venía jugando: un cambalache táctico que se compensa por la buena predisposición técnica de sus jugadores. River jugó como su posición en la tabla lo indicaba: agrupando jugadores atrás y buscando una contra ante un rival siempre flaco en defensa. El fútbol no nace de un repollo.


* River jugó pensando más en su futuro que en su pasado. Lejos de la ambición de otras épocas, sumó gente en defensa y ocupó los espacios inteligentemente. Éste River debe resignar ambiciones protagónicas en un partido para ganar en practicidad. Su espejo no puede ni debe ser Barcelona, sino más bien Banfiel: orden y progreso.
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*Astrada comprendió los límites y posibilidades de su plantel, y ahora debe construir desde allí. Hoy dio el primer paso; River jugará buenos partidos mientras no se proponga ser campeón del mundo. Los hinchas también deben aceptar aquello que Astrada ya aceptó. El ejemplo de Almeyda debe ser el camino: útil dentro y fuera de la cancha.


* Astrada demostró que no es necesario contar con grandes jugadores para tener un equipo ordenado; River mejoró hoy sensiblemente en esa faceta. Basile fue preso de su tendencia a no cambiar, y alineó a dos centrales pesados - Cáceres y Paletta - para marcar una zona donde no había adversarios. River llegó por los costados, y los dos centrales de Boca se limitaron a foulear a sus rivales en mitad de cancha. Medel, que se adaptó bien a la función que le fue asignada, demostró que una línea de tres defensores - con velocidad - hubiera sido lo más apropiado para defender ante un rival que no alineó ningún delantero.


* Boca sufrió los dos peores castigos disciplinarios que un equipo puede recibir: una expulsión y un penal. Y ambos fueron sancionados injustamente. También es extraño que ni Almeyda ni Rosada terminaran el partido sin recibir siquiera una amonestación.


* Ortega mostró lo mejor y lo peor de sí. Por un lado, la verguenza deportiva de un jugador que se niega a retirarse y regala su mejor versión en un partido caliente. Por otro, la desverguenza deportiva de un hombre que jamás aprende de sus errores.


* Coronel rompió con la ley del embudo: al más boludo, le tocó bailar con la más fea: un Gaitán inspirado y veloz. Cuando Palermo se sacó la máscara, apareció también el Boca que venía levantando su nivel las últimas jornadas.


* River pudo ganarlo pero no quiso. Boca quiso ganarlo pero no pudo.


* El temor a perder parece ser más fuerte que la recompensa del triunfo. El espectáculo volvió a quedar en deuda, y el promedio de goles en los clásicos continúa siendo muy bajo: 2,1 (41 goles en los últimos 19 partidos).

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