Estuve y estoy en contra de la pretensión tradicionalista del periodismo-sin-camiseta.
Pareciera que opinar siendo hincha de un equipo desmereciera el comentario. Como si un peronista no pudiera tener razón sobre política o una feminista sobre los hombres.
Y es que algunos siguen creyendo que son objetivos, cuando el objetivismo lleva cien años muerto y enterrado. Y así se suben a altares que están seis pies bajo tierra y no en el cielo.
Los doctores de la pelota, como diría Galeano.
Algunos han entendido ésto, y han tomado el camino completamente inverso, para terminar en lo mismo. El periodismo-de-camisetas, que ha cobrado gran brío los últimos años, no le ha sabido agregar nada al debate distinto de lo que se escucha en una tribuna.
Se reivindican a sí mismos con el argumento por lo popular, y descalifican al resto con las mismas razones: vos no entendés nada, papá.
Demagogia. La discusión futbolera no le agrega nada al debate futbolístico.