sábado, 21 de noviembre de 2009

EL FULBOCENTRISMO


Fulbocentrismo, en lugar de futbolcentrismo.

Porque el fúlbo es más nuestro que el fútbol.

Fulbocentrismo es suponer que existe una única manera de jugar al fútbol, la nuestra, y que todos los demás, los extranjeros, juegan mejor o peor pero siempre de acuerdo a nuestra propia idea de cómo debe ser el fútbol.

Fulbocentrismo es asumir que nuestra forma de jugar no es particular a éstas tierras, sino válida para cualquier pueblo en cualquier lugar. Y que nuestra forma de jugar es la medida desde la cual todas las demás expresiones de éste deporte debe mensurarse. Pero mensurarse desde la carencia: los demás pueblos se parecen más o menos a nuestro estilo, y eso los hace mejores o peores.

Si el noruego gambetea poco, suponemos que no tiene la habilidad de los argentinos; ergo, no es tan bueno. Si el alemán no tira caños, suponemos que no tiene la picarezca y la improvisación de los argentinos; ergo, no es tan bueno.

El fulbocentrismo no nos permite pensar que el estilo es irreductible a cada pueblo. Y que el fútbol es otro modo de expresarse, particular e intransferible.

La pregunta por cuáles serían los parámetros que usamos a la hora de medir al otro en relación a nosotros, no es otra cosa que preguntarse por la esencia del fútbol argentino.

¿Cuál es la esencia del fútbol argentino? ¿Cuáles son sus características?
.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

KUN ES SERGIO AGÜERO


El estilo de Olé siempre se caracterizó por ser descontracturado, lúdico, pícaro y, dicen algunos, creativo.

Personalmente, más allá de algunas buenas tapas o títulos, Olé me parece un diario repetitivo. Repetitivo y que constantemente subestima al lector. ¿Por qué? Porque piensa que el lector no tiene memoria. ¿De qué otra manera se explica entonces que en los últimos 3 meses, hayan titulado por lo menos 8 notas, jugando con el apodo de Sergio Agüero? ¿No hay acaso otros imaginarios disponibles para titular sobre Sergio Agüero?

El relevamiento a continuación sólo contempla los titulares de las ediciones impresas; la cifra se duplicaría muy cómodamente si rastreamos también en la edición on-line (el caso del día de la fecha es testigo: "Kun todos juntos" abre la edición electrónica).

Kun Cachavacha - 8 de agosto de 2009
Kun la idea fija - 5 de agosto de 2009
¿A la Kuna del fútbol? - 15 de agosto de 2009
Kun dos golazos - 16 de agosto de 2009
Metele Kunbia - 20 de agosto de 2009
Kun-fútbol - 13 de septiembre de 2009
Lo mira Kun cariño - 6 de octubre de 2009
¿Kun qué me tapo? - 3 de noviembre de 2009


Atención señor Titulador de Olé: pronto, también, relevaremos los juegos de palabra en titulares con Boca, el Enano Buonanotte, el Coco Basile, la Bruja Verón, y tantos otros.

jueves, 5 de noviembre de 2009

REFLEXIONES TRAS SAN LORENZO - RIVER (U): EL FUTBOLCENTRISMO


Tras las típicas crónicas sobre el partido, vinieron las típicas notas sobre las repercusiones del resultado en los medios extranjeros.

A primeras, sentí que los uruguayos habían exagerado la nota (justamente):

"En Argentina, vaya paradoja, el tiki tiki es de Huracán de Parque Patricios, acérrimo rival de San Lorenzo, que anoche padeció el toque colectivo de un darsenero que nunca se sintió inferior a figuras de la talla de Aureliano Torres, Kily González o Bernardo Romeo" - Diario El País.

Después leí: "El tiki tiki sigue conquistando América" - Diario El Observador, y me convencí: América no es ni siquiera una calle del Bajo Flores.

Ese pensamiento me obligó a reflexionar sobre qué posición estaba asumiendo al pensar que habían exagerado; y entonces me pregunté: ¿pensar eso, no implica ubicarse en una posición de superioridad? Y más aún: ¿no será esa misma posición la que suelen asumir los europeos respecto del fútbol argentino, y que tanto odiamos, nosotros, los hinchas de clubes argentinos? ¿No habremos exagerado nosotros alguna vez, también, como hoy pienso, exageran los uruguayos?

Aunque suene algo ridículo, habría que comenzar a interrogarse sobre el futbolcentrismo que domina al fútbol argentino, futbolcentrismo que, en los últimos meses, nos han cacheteado en este y en el otro lado del río. Y que quizás, por ese maltrato, podemos empezar a reconocerlo como tal.