
* El sorteo importa y mucho; es mentira que para salir campeón hay que ganarles a todos. No es todos contra todos. Mejor si en el camino te toca Somalía y no Brasil.
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* Los rivales del grupo no son de temer, pero sí de cuidado. Pero ya sabemos cuál es el problema: no sos vos, soy yo.
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* Juzgamos los rivales por su nombre propio: Grecia es Grecia sin importar su actualidad y potencial. Nigeria sigue siendo ese equipo de plusmarquistas mundiales. Pero, ¿alguien vio los partidos de eliminatorias de Corea del Sur? Tocamos de oído.
* Así como juzgamos a los otros por sus nombres propios, no juzgamos a los nuestros del mismo modo: tenemos a Messi, el mejor jugador del mundo, sin duda, alguien a quien ningún defensor quisiera tener que enfrentar, pero lo creemos esquizofrénico: en nuestra fantasía, hay dos Messi en uno, el catalán y el rosarino, y nunca juegan juntos.
* No es necesario que para salir campeón, tengan que repetirse las exactas condiciones del Mundial ´86. No es necesario buscar analogías entre Maradona y Messi (y peor aún, indicarle a Messi cambios de look), entre los rivales de ayer y de hoy, entre giras previas y las planificadas, entre aquellas sufridas eliminatorias y las nuevamente sufridas eliminatorias.
* Pueden darse nuevas condiciones que permitan que salgamos campeones, así como las condiciones del ´86 no fueron iguales a las del ´78, e igualmente se logró el mismo resultado.